La unión de la JCC y el CTCP, según este proyecto es un hecho y al parecer tiene buenas expectativas respecto a la unificación de funciones, sin embargo, debemos esperar si este cambio implica modificar el criterio de la universidad en lo pertinente a generar mejor educación, mayor responsabilidad, más compromiso y menos mentalidades con intenciones de evadir o eludir impuestos.
Es importante que en esta reforma se endurezcan las sanciones y también implantar sanciones económicas, esto con el propósito de exigir más transparencia en las funciones de los profesionales de la contaduría.
Además, sería conveniente una campaña pública que muestre al contador como ese profesional que debe ser respetado por todos los clientes. Con el fin de acabar con ese concepto que los empresarios tienen del contador como ese profesional con el que se le puede regatear el precio de su trabajo, como si en la tienda se estuviera comprando una libra de verduras, acabar con esa imagen del contador que debe registrar la información, asesorar tributariamente, laboralmente, jurídicamente, etc. por los mismos quinientos mil pesitos, acabar con esa imagen del contador que está para que le haga pagar menos impuestos a la empresa, y todo esto se logra porque se le pone al profesional de la contaduría, ya sea independiente o laboral, a escoger entre hacer lo que el empresario quiere que se haga o el cambio del contador, amenazando con que se puede conseguir un contador más barato y más obediente y para qué lo vamos a negar, sí se consiguen, sí existen contadores que por menos pago del que se retira aceptan la función y además se arrodillan ante las exigencias del empresario.
Cuándo será que la JCC o el CTCP, como entes independientes o como lo quieren ahora, unidos trabajan en estos temas, y como lo dije anteriormente en este documento, eso se puede lograr en la universidad, hay que trabajar en el código de ética del contador público, que en cada semestre se le enseñe al estudiante a querer su profesión, a hacer las cosas bien, a tener personalidad ante las ofertas perversas, a tener dignidad para no caer en esas propuestas que al final el contador las va a hacer y el empresario muy feliz se enorgullece de su contador que al final cuando se le sancione, pierda su tarjeta profesional o resulte en una cárcel, ese empresario, ese contratante no va a hacer absolutamente nada para ayudarlo.
Para enriquecer este tema lo haré contando una anécdota real, una empresa que compraba facturas de compra para bajar ostensiblemente los impuestos y eso se evidenció el mismo día de la presentación del IVA que era un monto alto y la revisora fiscal llegó con las facturas compradas a entregarlas al contador para que las registre, repito la revisora fiscal, el contador molesto le hace saber que eso es un delito y se reúne con la gerencia de la empresa y le informa del asunto, la respuesta fue “hace mucho tiempo lo venimos haciendo y no ha pasado nada”, el contador delante de la revisora fiscal le pregunta a la gerencia, si en el caso que la DIAN los descubra y la revisora fiscal pierda su matrícula ellos la sostendrían, la respuesta fue “nosotros metemos las manos al fuego por ella”, con el tiempo la DIAN en una de esas investigaciones de empresas de papel, los descubrió, los intervinieron y los requirieron por una suma muy grande, tuvieron que conseguir el dinero y pagarle a la DIAN, con el tiempo se averiguó qué pasó con la revisora fiscal y la información es que la sancionaron, pierde su matrícula definitivamente y los empresarios la abandonaron. Sentido común.

Contador Público
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